Aceptar la ideología del cambio continuo es aceptar que
la vida de un hombre se reduzca estrictamente a su existencia individual, y que las generaciones pasadas y
futuras ya no tengan ninguna importancia para él. Así vivimos, y actualmente tener un hijo ya no tiene
sentido para un hombre. El caso de las mujeres es diferente, porque siguen necesitando alguien a quien
amar; cosa que nunca ha sido y nunca será el caso de los hombres. Es falso pretender que los hombres
también necesitan cuidar a un bebé, jugar con sus hijos, hacerles mimos. Por mucho que lo repitan desde
hace años, sigue siendo falso. En cuanto un hombre se divorcia, tan pronto como se rompe el entorno
familiar, las relaciones con los hijos pierden todo su sentido. El hijo es la trampa que se cierra, el enemigo al
que hay que seguir manteniendo y que nos va a sobrevivir.